Vamos a ver aquí por qué la sobreprotección provoca tanto daño en nuestros hijos y problemas de convivencia en nuestras casas. Pero antes veamos qué es la sobreprotección, una forma peligrosa de mostrar amor a nuestros seres queridos.
La sobreprotección, el daño con amor bienintencionado
Hace unos años, hablando con la madre de una alumna, me dijo:
«Si mi hija me pide algo, si está en mi mano, yo se lo doy. ¿Para qué quiero el dinero si no puedo darle lo que me pide mi propia hija?»
No sé cómo lo verás tú, pero yo me llevé las manos a la cabeza (psicológicamente hablando, no quería que ella me viera). No sé si te parecerá una exageración, pero comentarios parecidos a éste yo los escucho a diario.
Frecuentemente normalizamos frases como «lo ha tenido todo en la vida», «le han dado las cosas incluso antes de que la pidiera», «le han malcriado entre toda la familia»… Y es que, cuando estamos hablando de hacer las cosas desde el amor, parece que no se le puede poner pegas. ¿O sí?
¿Qué es y qué no es sobreprotección?
La línea que separa una educación sobreprotectora y una no sobreprotectora a menudo no está clara. ¿Si le dejo comer chuches le estoy sobreprotegiendo? ¿Y si le compro eso que le gusta? ¿Y si le llevo donde me pide? ¿Y si le ayudo en sus problemas?
Nadie puede decirte que un hecho aislado signifique sobreprotección. Pero los síntomas de la sobreprotección aparecen enseguida en cuanto se nos va la mano. El problema es que son pequeñas cosas que por si solas no son un problema, pero que se acaban convirtiendo en una forma de educar que sí es problemática. Me gustaría sugerirte algunos hechos que pueden indicar que tienes un problema de sobreprotección con tu hijo/a:
- Cuando te pide algo y si no se lo das se pone como una adelfa (en romano paladín, se cabrea más de la cuenta).
- Si estás hablando con tu pareja o con otra persona y llega tu hijo/a con una petición de cualquier tipo, interrumpes por sistema la conversación o lo que estés haciendo y le atiendes.
- A veces parece que tiene derecho a hacer todo lo que le apetece en cualquier momento, sin más límite que su voluntad.
- Al llegar una cierta edad en su desarrollo y tú sigues haciendo por tu hijo/a cosas básicas como preparar el desayuno, hacerle la cama, insistirle decenas de veces en que haga las cosas que son su responsabilidad.
- Luego al salir de clase te carga con la mochila o sus cosas, y a continuación se va a jugar con sus amigos.
- Cuando, antes de preguntar al profesor qué ha pasado en clase, ya justificas a tu hijo/a.
- Esas veces que no pones límites porque te da pena ver pasarlo mal a tu hijo/a.
- En esas frases como «qué lástima ver sufrir a los niños, son tan débiles». Efectivamente no es de buen gusto ver sufrir a nadie, pero ¿son realmente débiles?
¿Realmente la sobreprotección provoca tanto daño?
Por mi experiencia, no tengo duda de que sobreproteger a los niños les afecta, y mucho. Algunas de las consecuencias de esta sobreprotección son:
- La sobreprotección hace que los niños se conviertan en adolescentes dictadores, exigentes, con malos modos y que desgastan mucho la vida familiar.
- También provoca distancia entre la pareja, para atender siempre y en primer lugar las demandas de los niños, dándoles una preminencia que posteriormente pasará factura en la convivencia familiar.
- La sobreprotección les incentiva para ser personas que se quedan encerradas en casa por evitar el contacto con el mundo exterior, o bien que salgan al mundo demasiado confiados, pensando que todos les van a proteger como sus familiares, como si no hubiera peligros.
- Les convierte en personas malhumoradas, pues no están preparados para frustrarse, y cualquier esfuerzo les resulta titánico. Como consecuencia se vuelven cómodos y prefieren apoltronarse en lugar de hacer el pequeño esfuerzo que les supone resolver las situaciones de la vida.
- Pretenden que sus padres atiendan todos sus caprichos o exigencias, teniendo poca resistencia al no, a frustrarse. Como consecuencia, cualquier pequeño inconveniente en la vida lo van a sufrir como un problema. Es lo que llamamos «convertir en crisis mundiales los problemas superficiales que solo ocurren en el primer mundo».
- No se atreven a plantar cara a las personas que les tratan mal, y esperan que alguien les ayude.
¿Has entendido por qué es tan necesario tener esto en cuenta? El problema es cuando el problema ya se ha creado. ¿Qué se puede hacer? Es necesario un trabajo sistemático con padres e hijos para reconducir la situación y dar las herramientas necesarias para evitar el mecanismo del daño de la sobreprotección.
En resumen.
La sobreprotección genera dependencia y desprotección.
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