Estás triste y con ganas de llorar
La tristeza es una de las 6 emociones básicas presentes en las personas y tiene su origen en una pérdida. Como se trata de una emoción básica, ponerse triste en algún momento de la vida, o del día, entra dentro de la más estricta normalidad.
La tristeza te sirve para que te des cuenta de la pérdida de una relación , ya sea con una persona, animal o cosa. En este sentido, las causas de la tristeza serán las rupturas o pérdidas de relaciones afectivas. Por ello, la tristeza resulta imprescindible para poder despedirte, ya que si no la sientes no eres consciente de la pérdida. Internamente haces un proceso emocional que te “informa” de que alguien con el que tienes un vínculo ha dejado o dejará de estar a tu lado. Como para cada emoción, hay multitud de formas de expresar tristeza y la más conocida es el llanto.
También puede ocurrir lo contrario, y que te sientas triste sin razón, tan sólo está en tu cabeza porque piensas que has perdido algo que creías que era para ti, pero que no es, y lo vives como una pérdida dolorosa. En estos casos suele ser otra emoción que falsamente sientes como tristeza y, por lo tanto, no será tristeza auténtica. Necesita profundizar en la verdadera emoción para que puedas expresarla y liberarte de ella, pero no siempre es fácil…
Cuando llevas mucho tiempo sufriendo sientes que estás rodando como una bola de nieve y ya no puedes parar. Tienes ganas de llorar por cualquier cosa y ya casi nada te contenta. Puede que sepas desde cuándo te ocurre y cuál es la causa de tu sufrimiento, o tal vez no. El caso es que tu cuerpo está agotado, tus emociones son como una coctelera, y ya no recuerdas la última vez que disfrutaste de algo y sonreíste a alguien. Todo este torbellino que estás viviendo te está complicando tu día a día, tu relación de pareja, la comunicación con tus hijos, tu trabajo…
Lees muchos libros de autoayuda
¿Yo con depresión? Es posible, así que te pones a indagar, a leer, a estudiar sobre el tema y descubres síntomas que crees tener, y otros que no. Ya no lo sabes con seguridad porque hace tiempo que te sientes así y no puedes pensar con claridad.
Tu estado de ánimo está bajo mínimos y sientes un vacío dentro de ti que ya no sabes cómo llevar. Antes te gustaban algunas cosas, lo pasabas bien con los amigos, disfrutabas con tu pareja y tus hijos, tenías aficiones que te llenaban, etc. Pero ya no. Ya nada funciona. Nada te apetece ni te interesa. Sientes apatía y desesperanza por el futuro y simplemente te dejas llevar…Todo eso no hace más que incrementar tu sensación de culpabilidad y vulnerabilidad con la que tu mente te asalta.
¿Cómo lo paga tu cuerpo?
Has aumentado de peso. Tal vez hayas aumentado de peso porque te tiras todo el día en el sofá sin hacer nada, o tal vez hayas perdido bastantes kilos porque se te ha olvidado hasta comer. Ya sea porque se te ha quitado el apetito, o porque llenas ese vacío que sientes con la comida, tu cuerpo lo está pagando también.
No descansas. Antes todo era más fácil: dormías lo que necesitabas y listo. Pero ahora siempre te encuentras sin energía, cada día te pesa más y más… Hay noches que eres incapaz de conciliar el sueño, y das vueltas y más vueltas en la cama desesperadamente.
No te concentras. Como no duermes lo que necesitas ni descansas, tu mente está agotada. No tienes fuerzas para seguir tus metas, ni tus sueños, ya nada te ilusiona.
Descuidas tu aspecto. Hace tiempo que has dejado de cuidarte físicamente y casi no te reconoces cuando te atreves a mirarte en el espejo. Y cuando piensas en el pasado te das cuenta de que tú antes no eras así.
Te duele el cuerpo. Te escondes para llorar y que nadie vea tu sufrimiento. No quieres que los demás se preocupen por ti, no quieres ser una carga para nadie, así que te ocultas. Además alguna vez te han dicho que llorar es de débiles, y por esto reprimes tus lágrimas todo lo que puedes, pero claro…. tu cuerpo se resiente por la carga que lleva, y lo expresa en el tono muscular que se queda sin resistencia, débil y esponjoso, anunciando la fuga energética. Disminuyes la amplitud de tu respiración y a tus órganos les privas de oxigenación. Te duele la garganta, la boca, la mandíbula…
¿Qué puedes hacer?
La buena noticia es que si te has dado cuenta de todo esto sí puedes volver a sonreír y a disfrutar de la vida como lo hacías antes. La tristeza es una emoción maravillosa que sabiendo cómo hacerle frente puede ayudarte a reflexionar sobre cuál es tu pérdida para así poder avanzar, para poder crecer y salir con la fortaleza necesaria para que tu vida funcione de nuevo.
Dicho todo esto, ahora depende de ti y de qué quieres hacer con tu tristeza. Ahora que la conoces y ya sabes que guardarla no te va a ayudar a salir adelante, que reprimirte sólo empeora tu sistema físico y emocional. ¿Piensas seguir llorando a escondidas? Y la próxima vez que tengas ganas de llorar, ¿vas a seguir conteniéndote? y sobre todo ¿hasta cuándo vas a seguir así?
El trabajo necesario para salir de la tristeza y no caer en la depresión profunda no es fácil porque, como ya te he dicho, no basta con pensarlo y conocer la teoría. Necesitas trabajar emocionalmente para liberarte de tus bloqueos y viejos patrones de conducta, y de esta forma averiguar qué te ha llevado a la situación en la que estás, y poder enfrentarte a la oscuridad que te ha robado las ganas de vivir.
Sé que da vértigo y al principio no es fácil dar el primer paso, pero la salida está delante de ti, sólo necesitas encontrar el camino. Cada minuto de la vida puede ser el más interesante y apasionante, ¿te lo puedes perder?
Está en tu mano.