El hecho de que los hermanos dejen de hablarse suele ser una situación especialmente dolorosa. Celos, personalidades diferentes, decepciones, problemas pasados no resueltos… Son muchas las causas que pueden generar peleas entre hermanos.
Cuando los hermanos dejan de hablarse
El vínculo entre hermanos lo vemos como una institución, una relación de por vida, algo indisoluble. De hecho, encontramos en ellos figuras de apoyo cotidiano, compartimos confidencias, problemas y momentos enriquecedores.
Por esto asumimos que la relación entre hermanos debe ser buena o al menos aceptable. Socialmente se sigue manteniendo la clásica idea de que la familia es un pilar indestructible, pero la realidad a veces, puede ser muy diferente y las peleas y conflictos aparecen en el momento menos esperado.
Enemigos de sangre
Las peleas entre hermanos de cualquier edad constituyen algo problemático, algo de lo que no se habla en exceso. Es más, existen familias que lo mantiene en secreto, convirtiéndose en esa herida de la que no se quiere hablar y que se oculta a los conocidos.
¿Cómo es posible que se rompa la relación? ¿Por qué se llevan mal? ¿Por qué se pelean? ¿Cómo acaban como enemigos?
Peleas entre hermanos: 5 motivos
- Conflictos no resueltos. Situaciones y problemas que marcan un antes y un después. Lejos de ser algo puntual, en realidad, son hechos que se arrastran durante años, incluso desde la infancia. Este es el motivo más común de las peleas entre los hermanos adultos.
- Rivalidades. La rivalidad entre hermanos es un fenómeno común. En ocasiones, puede darse el hecho de que un hermano crea que es el favorito de los padres y eso termina siendo origen de distancias y frustraciones entre los hermanos. Llegada la edad adulta es común ver un distanciamiento en la relación entre ellos. Este distanciamiento hace sufrir a los padres, que muchas veces no entienden por qué han llegado a esta situación.
- Personalidades diferentes. Que dos personas tengan lazos de sangre no implica una compatibilidad o la facilidad para establecer una relación fluida. La genética no determina un mismo carácter, unos mismos valores y principios. Esto se aprecia en la infancia y adolescencia, pero al llegar a la edad adulta el estilo de vida, las aficiones, las parejas o las ideologías, marcan un territorio que muestra la diferencias más evidentes.
- Otra familia. Cuando los hermanos se van de casa y forman su propia familia algunos invierten más tiempo en estar en contacto con la familia política, se esfuerzan en atender, en colaborar, en reunirse… Asumen una actitud más despreocupada con la propia, esta actitud puede ser el principio de reproches y rencores.
- Rencores. ¿Te suena la frase «lo que yo he hecho por la familia y tú no»? Uno de los orígenes de esta emoción tan destructiva, en ocasiones puede surgir de disputas y diferencias cuando alguno de los padres está enfermo o necesita ayuda extra. De esta forma uno de los hermanos es el que se hace cargo de la atención de ese padre o esa madre dependiente. El otro o los otros hermanos no asumen la misma colaboración, y esto deriva en discusiones y problemas a veces insalvables.
¿Qué hacer cuando la relación con tu hermano se enfría?
En ocasiones, la reconciliación entre hermanos puede resultar más difícil que conseguir un acercamiento entre padres e hijos. A veces, hay hechos que resultan complicados de gestionar, como el de que exista un “favorito de mamá” o un “favorito de papá”. También sabes que hay personas con la que resulta díficil hablar, razonar, o llegar a acuerdos.
Necesitas descubrir, trabajar y manejar los hechos del pasado dolorosos, rencores, envidias o expectativas que tienes con respecto a tu hermano y a tus padres. Piensa que tener una «misma sangre» no impone nada, no estás obligado a ser, actuar o responder de determinadas formas. Ni tú, ni ellos…
Reparar el vínculo siempre merece la pena
La herida que deja el distanciamiento con un hermano es permanente y profunda si no la reparas. Por llamativo que te parezca es un hecho frecuente, una realidad triste pero habitual, esa ruptura deja grandes vacíos y malestar.
Recuerda que en un pasado probablemente compartiste cosas siendo cómplices, en el que las emociones os unían y os divertíais. ¿Hay algo que puedas hacer? ¿Te duele cada vez que recuerdas el punto en el que estáis? ¿Merece la pena reparar y disfrutar de la relación de nuevo?