La gente siempre está hablando de cambiar: ganar más dinero, tener menos problemas, mejorar la salud, ser mejor persona… ¿por qué tan a menudo parece una tarea titánica? ¿Por qué nos cuesta tanto hacer cambios? ¿Es cierto que la Gestalt nos permite realizar grandes cambios con mucho menos esfuerzos?
Cambiar no es difícil
¿Cuál es la diferencia entre una persona fumadora y otra que no fuma? Una compra tabaco y se lo fuma, y la otra no. Si la diferencia es tan objetiva y sencilla de ver… ¿por qué parece tan difícil de realizar y le cuesta tanto a la gente dejar de fumar? Bastaría con no comprar tabaco y… ya está, te quitaste esa adicción. ¿No es verdad?
Según eso, para un fumador «cambiar» no debiera ser difícil, basta con que no compre tabaco. Es una elección… y sin embargo le resulta un mundo tomarla, aunque seguir fumando le haga mucho daño.
Cuando llega el año nuevo, todo el mundo se pone objetivos, cosas que quiere cambiar o que quiere conseguir. ¿Por qué no se consigue? ¿Por qué a alguna gente le cuesta tanto cambiar y a otros les cuesta tan poco?
A menudo pones tanto empeño en cambiar, que se convierte en una lucha contra ti en la que partes de una gran falta de aceptación de tus necesidades y limitaciones.
¿Qué hace que fracases en tus cambios?
¿Te has preguntado alguna vez por qué te cuesta cambiar? ¿Y por qué quieres cambiar?La mayoría de la gente no lo piensa, o da respuestas típicas.
¿Quieres cambiar para adaptarte a los demás, para no resultarles tan inconvenientes?
Por ejemplo:
- Trabajar a la velocidad que le gustaría a tu jefe o tus clientes.
- Tener la casa más ordenada, para no sentir vergüenza si recibes una visita.
- Comer saludablemente para dar ejemplo a tus hijos.
- Ser más paciente con cosas que te hierven la sangre.
- Ser más comunicativo con alguien que te demanda atención.
- Ganar más dinero para que alguien esté orgulloso de ti.
- Bajar de peso para gustar a alguien.
En todos estos casos no estás cambiando para ti… y definitivamente estás abocado al fracaso. No solo es probable que fracases, sino que lo mejor que puedes hacer es fracasar.
Cuando cambias para otros, estás negándote. Por un lado quieres cambiar pero por otro no, porque lo haces presionado por tu entorno o tu autoexigencia.
Aunque lo más seguro es que digas «no, yo quiero cambiar porque es bueno para mí»… y sin embargo te saboteas constantemente.
No necesitas averiguar por qué te cuesta cambiar
Para tus objetivos personales, hay una máxima a tener siempre en cuenta:
El secreto del cambio es enfocar toda tu energía, no en la lucha contra lo viejo, sino en la construcción de lo nuevo.
Sócrates
Mucha gente se centra en averiguar por qué está bloqueado… y eso es un trabajo que no es recomendable hacer uno solo porque suele producirse el mecanismo de autoengaño, normal… porque es como si un ciego quiere averiguar solo cómo es un cuadro.
Pero en realidad no necesitas saber por qué te cuesta cambiar, basta con que descubras cómo hacerlo. Psicoanalizarte no resolverá ningún problema si no conoces el camino de la solución.
Formas de tratar de conseguir cambios
Hay distintos caminos que se pueden usar para conseguir tus cambios:
Primer camino: definir un objetivo y un camino para alcanzarlo
Parece que este es el más evidente y extendido. Identifica lo que quieres alcanzar y establece una serie de pasos razonables para conseguirlo. Haz un seguimiento paso a paso de tus dificultades y éxitos.
¿Quieres sacar una oposición pero te da mucha pereza estudiar? Ponte una fecha, reparte tus temas a estudiar entre el número de semanas, haz un buen calendario y cada semana que lo hayas cumplido te das una recompensa.
Esto es lo que hace el coaching, llevarte de un punto A a un punto B predefinido.
Segundo camino: cambiar tu forma de pensar
Tu mente puede ser un obstáculo en el cambio. Seguramente hay pensamientos que te impiden cambiar, bloqueos del pasado, tu educación, promesas que te hiciste a ti mismo hace muchos años… y al final todo se convierte en un obstáculo.
¿No consigues ponerte a estudiar? Haz una lista de pensamientos que te bloquean. Díselos a un amigo, o escríbelos en una libreta, reflexiona cuáles de ellos son verdad y cuáles son mentira y sustitúyelos por pensamientos que te potencien, que te acerquen más a tu objetivo.
Esta es la forma de trabajo del enfoque cognitivo-conductual trata de que identifiques las causas, los pensamientos limitantes que te impiden avanzar, que te distraen de tu objetivo.
Tercer camino: conectar con tus emociones
Por mucho que hagas y pienses, puede que llegues a la misma conclusión. Ya «entiendes» tu problema pero no consigues salir de él. Le podrías explicar a cualquier persona perfectamente lo que te pasa. Te has psicoanalizado a fondo, pero no por eso te sientes mejor.
¿Te has organizado un montón de veces, te has intentado premiar, has analizado los pensamientos que te bloquean… pero sigues en el mismo punto? Empieza a investigar fuera de tu mente y de tus acciones, en tu parte emocional, en cómo te sientes y qué parte de ti está bloqueándote… porque, la verdad, eres tú mismo el que esta jugando a la sogatira… ¿qué hace que ninguna de las dos partes gana la partida?
Ese trabajo de autoconsciencia corporal y emocional desde el presente y quitando autoexigencias, expectativas… es lo que hacemos con la Gestalt. Es ir un paso más atrás ¿cómo te sientes con el estudio? ¿qué te remueve de tu pasado? ¿cuál es la motivación profunda para sacar esa oposición que se te resiste estudiar? ¿eres capaz de buscar más allá de la historia que siempre te estás contando y te acaba dejando en el mismo punto, en los mismos bloqueos? ¿quieres salir del autoengaño?
¿Qué camino elegir para descubrir por qué te cuesta tanto cambiar?
De las tres opciones del punto anterior… hay dos caminos que parecen más evidentes y rápidos y que, sin embargo, suelen ser mucho más lentos… Son los dos primeros caminos. ¿Por qué? Porque son superficiales, se centran en aspectos externos, cuando lo que único que mueve a la persona de verdad es su interior: sus emociones y sus necesidades.
Por eso la gente se sorprende cuando conoce la Gestalt… nos dicen «qué extraño, yo creía que ya entendía lo que me pasaba, pero hasta que no he tomado contacto conmigo de verdad, no con mis pensamientos, sino con mi parte emocional, no he desbloqueado algo que llevaba años guardando», y he avanzado más en una sesión que en un año entero, como nos dijo Carmen en este testimonio de un minuto.
Por eso funciona tan rápido. Cuando coges solo el camino del coaching, es como si no tienes ganas de irte de vacaciones y te pones a mirar el itinerario que tienes que hacer para irte de vacaciones. El enfoque cognitivo conductual sería como hacer la lista de cosas que tienes que llevar y empezar a hacer las maletas aunque no te apetezca viajar. Con la Gestalt lo que hacemos es ir a la persona, al ser humano que está desmotivado, a ver cómo se siente y qué está pasando para estar así: igual es que no te apetece repetir compañía en tus vacaciones, igual es que estás harto de irte al mismo sitio todos los años, igual es que lo que necesitas no es irte de vacaciones sino dejar el trabajo que te harta… o quién sabe… pero eso solo lo puedes descubrir conectando con tus emociones, no con tus pensamientos.
No es que te cueste cambiar, es otra cosa
La Gestalt es conocida por la capacidad que proporciona a la gente para evolucionar y descubrir aquello que es tan relevante en su vida: te ayuda a identificar aquellas cosas genuinamente tuyas en las que necesitas cambiar, pero no por los demás, no para satisfacer a otros.
Si quieres iniciar un proceso con la tranquilidad de tener resultados, en el Instituto Gestalt Práctica llevamos más de 10 años dedicándonos a acompañar personas como tú a desbloquear sus objetivos y superar sus límites. Porque el camino para cambiar ya lo conoces, pero necesitas encontrar la fuerza interior para conseguirlo. Y esa fuerza está en tu mundo emocional… no en tus pensamientos.