La madre es la mujer que nos trae al mundo, es nuestro primer vínculo, la puerta de entrada, el primer alimento, el primer contacto emocional, somos una unidad durante todo el embazado.
Cada uno lleva consigo a su madre
Sus alegrías, sus penas, sus miedos, limitaciones, aspiraciones, sus sueños frustrados… Por esto el vínculo con la madre es eterno porque, si algo debe quedarte claro, es que siempre llevarás algo de ella contigo.
Tu madre es la que antes de nacer te ofrece tu primera experiencia de cariño y de sustento. Y es a través de ella que llegas al mundo físico que conoces. Por esto la relación con tu madre es algo sumamente especial y único. Para las mujeres la madre es su referente de la feminidad y maternidad. Para los hombres lo es a la hora de relacionarse y a veces de buscar una pareja.
Las personas con «falta de mamá», bien porque no estaba físicamente o emocionalmente disponible, en determinados casos es posible que se encuentren vacíos, sin ganas, sin alegría, que tengan problemas con las relaciones, con la comida, con el dinero…
El vínculo con la madre
Cuando una cámara de televisión enfoca a alguien del público en un evento deportivo, un concierto o cualquier otro acontecimiento… ¿Qué grita la gente generalmente? “¡¡Hola mamá!!”. Casi todos nosotros tenemos la necesidad de ser vistos por nuestras madres, buscamos su mirada y aprobación.
En origen, esta dependencia obedece a cuestiones biológicas, pues la necesitamos para subsistir durante muchos años. La necesidad de afecto y de aprobación se forja desde el minuto uno, desde que la miramos para ver si algo estamos haciendo bien o si somos merecedores de una caricia.
Sin embargo, la influencia de tu madre también puede resultar problemática cuando el papel que ejerce resulta tóxico para ti debido a su actitud descuidada, celosa, chantajista o demasiado controladora. Con el paso de los años esta necesidad de aprobación puede volverse problemática, generándote unas obligaciones emocionales que hacen que tu madre tenga el poder de tu bienestar durante toda o casi toda tu vida. Incluso esta relación se puede trasformar en una de miedo y dependencia en de una donde el amor, la admiración y el respeto fluyan naturalmente.
Reconstruye y repara la relación con tu madre
Delante de la madre a veces el corazón queda roto, necesitado, enfadado, anhelante, reprimido o congelado. Esta situación hace que sientas que el corazón te duele y probablemente este dolor dificultará otras relaciones posteriores.
Dar un espacio y un tiempo para reconstruir y reparar esta primera relación implica limpiar tus heridas emocionales, o cualquier situación o suceso, que al recordarlo aún te duela. Sobre todo de la primera mitad de tu vida. Y para ello necesitas:
- Expresar, reconstruir y librarte del miedo de la relación difícil con tu madre.
- Descubrir el vínculo que nos une, más allá de los problemas de la relación.
- Encontrar un lugar de libertad y bienestar entre el deseo de independencia y el anhelo de proximidad que sientes hacía ella.
- Aprender a compartir y crecer junto a tu madre desde el respeto, la tolerancia y la escucha.
Si el primer vínculo afectivo que estableces al nacer es con tu madre, ¿merece la pena reestablecerle de nuevo?¿necesitas cerrar viejas heridas y rencores? ¿quieres tener una relación con tu madre de confianza, apoyo y respeto?