«Estaba preocupada todo el tiempo y me sentía nerviosa. Mi familia me dijo que no había razón para preocuparme, pero aun así, yo me sentía angustiada sin saber por qué. Me daba miedo ir al trabajo porque no lograba concentrarme. Por las noches, tenía problemas para dormir. Todo me molestaba y acababa pagándolo con mis hijos y mi marido. Aún a día de hoy tengo ansiedad en muchos momentos.»
Este es un testimonio de una mujer que sufre ansiedad, pero podría ser el de mucha gente hoy en día. Según Europa Press el trastorno de ansiedad fue la enfermedad más buscada por los españoles durante el 2019.
Es normal preocuparse por cosas como los problemas de salud, el trabajo o la familia. Sin embargo, hay personas que lo hacen extremadamente o se sienten muy nerviosas por estas y muchas otras cosas, incluso cuando hay poca o ninguna razón para ello. El problema es cuando esta situación se prolonga en el tiempo e interfiere en su vida diaria.
¿Pero qué es la ansiedad?
¿Alguna vez has sentido intranquilidad, nerviosismo, ahogos sin motivo aparente?
¿Tienes dolores de cabeza, musculares o del estómago o molestias inexplicables?
¿En determinadas situaciones entras en pánico porque tienes la sensación de que un peligro inminente te acecha?
La ansiedad es ese malestar que sientes físicamente, que se desencadena por algo a lo que no estás dando la respuesta que necesitas para tu bienestar. Así que compensas esa falta de respuesta adecuada con otras
respuestas que no te complacen, y generalmente son dañinas para tu organismo.
Las 10 señales de la ansiedad
La preocupación excesiva por las cosas cotidianas interfiere en tu vida diaria. Son esas situaciones normales y cotidianas por las que te preocupas en exceso afectando tu habilidad de concentrarte y a realizarlas con soltura.
Te invade un estado de agitación. Cuando sientes ansiedad parte de su sistema nervioso simpático se potencia. Esto desencadena una serie de efectos en todo tu cuerpo, como un pulso acelerado, palmas sudorosas, manos temblorosas, falta de aire y boca seca. Además, esto te genera una sensación de estar todo el día con un cansancio inexplicable.
A menudo sientes intranquilidad, tú lo describes como “nervios”. Es esa incómoda necesidad de moverte que no te permite descansar ni desconectar, y mucho menos dormir. Despertarse en mitad de la noche y tener dificultad para conciliar el sueño forman parte de tu rutina nocturna.
Dado que la ansiedad está asociada con una alta agitación y preocupación excesiva, no es sorprendente que te sientas irritable y cualquier cosa te haga saltar y perder los nervios, sobre todo lo paga la gente más cercana y a la que más quieres
- Tienes una sensación de miedo intensa y abrumadora acompañados de síntomas físicos desagradables, que no sabes de dónde te vienen, pero te limitan y debilitan. Son los ataques de pánico.
- Evitas las situaciones sociales que se aproximan. Puedes aparentar timidez y permanecer en silencio cuando estás en grupo o al conocer gente nueva. Esta actitud de distanciamiento a veces hace que parezcas poco amigable o que actúes con extremada tranquilidad, pero por dentro te devoran los nervios.
- Tienes miedos irracionales que interrumpen tu actividad diaria. Pueden ser una señal de que sufres una fobia específica.
- Tienes comportamientos automáticos, consumes o tienes hábitos nocivos de los que no puedes deshacerte. Por ejemplo con la comida, el tabaco, el juego, etc., y por más que lo has intentado no puedes dejarlos, ya que en el fondo sientes que te calman. Te enganchas a lo que te daña. Acabas volviéndote adicto de alguna forma, porque nos está ocurriendo algo y no sabes identificar.
Escucha la alarma
La ansiedad no es un mal en sí mismo sino un síntoma, una alarma que se dispara para que pongas tu atención en algo a lo que no estás dando la respuesta que necesitas para tu equilibrio y bienestar.
Tienes una lucha interna que enfrenta tus deberes con tus deseos. Así que no haces lo que te gustaría y necesitas, ni deseas lo que debes hacer, y no sabes cómo resolverlo.
Por eso intentas reducir la ansiedad de muchas formas naturales que te ayudan a sentirte mejor, pero es una mejoría momentánea, nada más. En realidad pones parches, y no estás dando la solución a lo que se esconde detrás de tu malestar…