Estás deseando que lleguen las merecidas vacaciones, necesitas descansar y desconectar, pero muchas veces, cuando llega el momento no puedes disfrutar de ellas. Incluso te generan ansiedad, estrés y cansancio. «Vacaciones… ¿De verdad son vacaciones?» ¿Cuántas veces has pensado que estabas mejor con tu rutina diaria? ¿Trabajando o llevando a tus hijos a sus actividades extraescolares?
La dichosa rutina diaria
La primera dificultad que tienes suele ser el esfuerzo que te supone desconectarte de tu rutina diaria, de las obligaciones laborales, de los horarios interminables, de las tareas del hogar, incluso de los lugares a los que siempre vas por costumbre, de las visitas familiares «obligadas»… Con honestidad, tú ya sabes de qué se compone tu vida cotidiana y de qué te gustaría librarte en determinadas ocasiones, ¿si?
Sueles pensar en la rutina como algo negativo y tedioso, pero en realidad te ayuda a organizarte a nivel interno. Por esto sientes que todo está bajo control y tu vida funciona como un reloj. El problema es que a veces esta rutina está tan instalada en tu vida que te cuesta abandonarla y hacer algo diferente de lo que haces en tu día a día.
Asuntos pendientes
Otra dificultad es la de desconectar del trabajo. En ocasiones la lista de tareas laborales nunca termina. Así que comienzas tus días de descanso con algún asunto pendiente de resolver. O peor aún, pensando en todo lo que se te habrá acumulado cuando regreses. ¿Cuántos e-mails tendrás sin responder? ¿Cuántos informes que rellenar? ¿Cuántas tediosas reuniones tendrás programadas? Así no hay manera de desconectar del trabajo, y lo sabes.
A lo anterior añádele que en vacaciones quieres hacer todo aquello que no puedes normalmente. Sobrecargas tu agenda planificando actividades sin fin para sacar el máximo partido de tu tiempo. O en el otro extremo, te pasas a no hacer nada de nada.
En ambos casos se produce una diferencia importante entre el ritmo habitual de tu vida diaria. Probablemente sientas una incómoda intranquilidad ¡Acabas el día con estrés o con ansiedad! Además una vocecita interior te dice que eres culpable por no llegar a todo o por procrastinar y «tirarte a la bartola»… Menudo lío ¿no?
La familia y los amigos
Otro cambio substancial suele ser la cantidad de tiempo que pasas con tu pareja, la familia y los amigos. En periodos vacacionales las horas de convivencia y actividades conjuntas aumentan significativamente, lo que puede incrementar muchos problemas de pareja, o un gran cansancio por la sobrecarga de la vida social.
Para sacar el mayor provecho posible de tu tiempo libre tiendes a querer planificar cada minuto, lo que te genera ansiedad, malestar, incluso enfado por no llegar a hacer todo lo que querías o por los imprevistos con los que seguro que no contabas… ¿Cómo te liberas de todo esto?
Vacaciones… ¿De verdad son vacaciones?
Las vacaciones son muy necesarias para todos. Es importante hacer un alto en el camino de vez en cuando con el objetivo de descansar y cargar pilas para retomar con energía nuestro ritmo diario. Pero no todo el mundo es capaz de desconectar y liberarse. ¿Te pasa a ti también?
Confiar en que tu ausencia no originará ninguna catástrofe. Poner límites a tus compromisos sociales. Aprender a disfrutar al máximo de cada instante, hagas lo que hagas. Recuerda que el objetivo es que tus vacaciones sean unos días de disfrute y de diversión.
En tu mano está que no se transformen en un periodo de conflictos e insatisfacciones. Que no se conviertan en una pesadilla donde los rencores guardados de todo el año salen a flote.
Ahora te pregunto: ¿cuánto te falta para tus vacaciones? ¿De verdad serán vacaciones?